Galápago americano (Trachemys scripta)


El Galápago americano puede alcanzar una longitud de hasta 30 centímetros, siendo habitualmente mayores los machos. El caparazón es más o menos ovalado y algo aquillado. Su coloración varía desde el pardo hasta el verde oliváceo con unas líneas amarillentas más o menos visibles. La parte inferior oscila entre el color crema y el amarillo, presentando unas manchas oscuras más o menos simétricas. El iris es de color verdoso o amarillento. A ambos lados del cuello, justo detrás de los ojos, presenta unas llamativas manchas de color rojizo, anaranjado o amarillento, dependiendo de la subespecie, carácter por el que se le conoce también como “Tortuga de orejas rojas”. La
parte inferior del cuello, las patas y la cola tienen un característico listado amarillento. Sus extremidades son cortas y fuertes. En España apenas se tienen datos de reproducción aunque se han citado puestas en los meses de Mayo a Junio. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los cuatro años aunque las hembras parecen ser maduras cuando alcanzan una longitud de 13-15 cm. Las puestas constan de 3 a 15 huevos que son enterrados por la hembra con sus patas traseras. Los jóvenes nacen entre los 60-90 días, dependiendo de la temperatura ambiental. Con temperaturas de incubación inferiores a 27 ºC suelen nacer machos y a más de 30 ºC hembras, entre estos dos valores pueden salir ejemplares de ambos sexos. Los recién nacidos miden entre 2,5 y 3,5 cm. La coloración es similar a la de los adultos aunque con tonalidades más vivas.

Su área de distribución original se extiende desde Estados Unidos hasta Colombia, aunque existen poblaciones introducidas en muchos países del mundo. Es una especie ligada a todo tipo de medios acuáticos, pudiendo vivir en lagunas, zonas remansadas de ríos, etc. Su presencia en España es debida a sueltas intencionadas de animales cautivos, aumentando en los últimos años tanto el número de observaciones como el de nuevas localidades. Su presencia ha sido constatada en Andalucía, Extremadura, Cataluña o en el río Ebro en Zaragoza, entre otras. Los ejemplares presentes en el medio provienen en su mayoría, de sueltas por parte de particulares, generalmente con buena intención aunque con poca fortuna.

Se trata de una especie muy voraz que compite con nuestros galápagos autóctonos y otras especies acuáticas, pudiendo alterar gravemente los ecosistemas en los que es introducida. Se reconocen más de una docena de subespecies, algunas de ellas pueden aclimatarse en nuestra región dado que pueden soportar temperaturas relativamente bajas. Muchas de estas subespecies son las tortugas más habituales en las tiendas de animales de compañía. En ningún caso se debe de proceder a la suelta de ejemplares en nuestro entorno natural, debiendo entregarlos a los Agentes de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón, quienes los harán llegar a centros zoológicos u otras instalaciones adecuadas.

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