El Martín pescador es un ave inconfundible, tanto por su forma como por su coloración y forma de vida, ligada siempre a lugares con agua. Con 16 centímetros de longitud, posee una coloración dorsal de un vivo tono azulado, más vistoso en el obispillo o nacimiento de la cola. En la parte inferior y tras los ojos tiene un tono marrón rojizo muy llamativo, destacando también una mancha blanca tras el marrón de los ojos y en la garganta. Estas tonalidades provocan que cuando levanta el vuelo aparente ser un ave tropical, más teniendo en cuenta su peculiar vuelo; muy rápido y generalmente a ras del agua. Los machos se reconocen por tener el pico totalmente negro, las hembras por contra poseen la mandíbula inferior de color rojo y negro. Los jóvenes son similares pero con tonos más apagados.
Con varias razas bien diferenciadas, el Martín pescador se distribuye por toda Eurasia. En Aragón aparece de forma discontinua y escasa, estando en una regresión apreciable. Durante el invierno llegan ejemplares de otras latitudes por lo que resulta algo más frecuente. Es una especie muy ligada a los cursos fluviales, por lo que aparece en los tramos mejor conservados de los ríos aragoneses. Durante el invierno se encuentra distribuido por cualquier punto de agua que reúna unas condiciones mínimas y con presencia de las presas que forman parte de su dieta alimenticia.
En primavera inician la reproducción con las cópulas en las cercanías del nido, ubicado siempre próximo a los cauces fluviales. Este consiste en un largo túnel de un metro, excavado en taludes de tierra blanda, con una cámara de incubación al final donde la hembra pondrá 6 ó 7 huevos sobre el suelo desnudo. Los dos progenitores incubarán durante 19-20 días y tras casi un mes de permanencia en el nido, los pollos iniciarán los primeros vuelos. Al principio no se zambullen en el agua y continúan siendo alimentados por los padres. En ocasiones llegan a realizar una segunda puesta.
Se alimenta de peces, cangrejos y otros pequeños animales acuáticos. La técnica que utiliza habitualmente es la de permanecer posado en alguna rama sobre el agua hasta que divisa su presa, entonces se lanza en picado zambulléndose totalmente para salir con ella en el pico. En ocasiones llega a cernirse antes de tirarse al agua. La regresión que está sufriendo se debe fundamentalmente a la pérdida de hábitats por la alteración o destrucción de los ecosistemas fluviales (extracciones de áridos, canalizaciones, infraestructuras, destrucción de la vegetación de ribera, etc.). Otras amenazas son la contaminación de las aguas, la introducción de especies alóctonas que compiten por las presas de pequeño tamaño, o la excesiva presión humana en algunos lugares (pesca, ocio, caza).
No hay comentarios:
Publicar un comentario